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El Matrimonio ¿Para toda la vida?


DEFINICIÓN:

Religiosamente:

Es el sacramento que une indisolublemente a un hombre y una mujer, dándoles la gracia de convivir santamente y de educar cristianamente a sus hijos.

Civilmente:

Contrato bilateral por el cual se unen un hombre y una mujer libres, con arreglo a derecho. Este matrimonio se celebra ante la autoridad civil, no interviene un ministro autorizado.

Este matrimonio puede disolverlo un juez competente. El proceso de disolución empieza cuando uno de los cónyuges, o ambos en forma conjunta, interponen demanda de divorcio, y termina cuando el juez disuelve aquella unión.

Estas definiciones nos permiten establecer una diferenciación entre el matrimonio religioso y el civil, quedando constancia de que el primero está por encima del segundo.

INSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO

El matrimonio del que vamos a tratar durante nuestra plática, es sobre el que Dios instituyó, antes, mucho antes de que se creara el matrimonio civil.

Génesis 2:18-24.

Lo instituyó Dios para abatir la soledad del hombre, la cual Dios consideraba peligrosa, pues Él sabía qué clase de ser humano había creado. Por eso Dios dice: Le haré ayuda idónea para él.

Llega un momento en la vida del ser humano que su soltería se convierte en un serio peligro para su alma. Es ahí cuando se aplica lo que Dios dijo: no es bueno que el hombre esté solo (todo lo que no es bueno, es malo).

Habiendo creado Dios a Adán a imagen y semejanza suya, se propuso crearle una compañera que fuese afín con el hombre.

AFINIDAD ENTRE ADÁN Y EVA

Génesis 1:27-28. Y los bendijo Dios…

Una mujer bendita, para un hombre bendito. Como podemos ver, se trataba de una pareja afín. ¿Todos los seres humanos son benditos? No, desde el principio, la Biblia nos habla de un linaje bendito y de otro que no lo es: Isaías 61:9.

EL MATRIMONIO VINCULA A DOS SERES EN UN SOLO SER

El matrimonio exige que el hombre renuncie a todo, incluso a sus propios padres, para poder cumplir con el propósito de indisolubilidad que Dios quiere que cumplan todas las parejas afines.

Observación: Cuando Dios dice: dejará el hombre a su padre y a su madre, no quiere decir que ésta sea una obligación sólo del género masculino. El término hombre significa: Ser formado por un cuerpo material y un alma espiritual creada por Dios a imagen y semejanza suya. En síntesis, es obligación de ambos independizarse de los padres.

Al existir nuevos lazos, deben cesar los antiguos, estableciendo una relación nueva con los padres, pues ya nada queda como antes. A veces esta ruptura no ocurre; y si la hay, es parcial o intermitente. Debe darse una ruptura definitiva en la línea de autoridad, pues el matrimonio generó una transformación. Antes, el hombre no era cabeza, sino miembro de una familia, sujeto a la autoridad de los padres; sin embargo, ahora que está casado, Dios le asigna el hermoso lugar de cabeza de su mujer, y más tarde, de un hogar (1 Corintios 11:3). Igualmente, la mujer vivía sujeta a sus padres, teniendo como único interés responder a las expectativas e intereses de sus padres. En su nueva condición, deben cambiar sus expectativas y desde luego sus intereses.

En la toma de decisiones, el marido no va a consultar más a sus padres, sino a su esposa, a quien debe de tomar en cuenta para todo, pues son una sola carne.

Observación: Independencia no significa autosuficiencia. Claro que las orientaciones y consejos de sus padres, pueden ayudarle, por la experiencia de éstos. Pero que quede claro, la toma de decisiones sobre lo que ha de ser su nuevo hogar, es del marido (bajo la orientación del ministro), no de los padres.

UNANIMIDAD CONYUGAL

Los cónyuges deben ser de un mismo ánimo, es decir, deben ser unánimes. Cuando hay diversidad de sentimientos y pensamientos, empiezan a existir las diferencias que tanto daño le ocasionan al matrimonio. Uno jala para un lado, y el otro, para otro lado.

¡Qué complicado es cuando en una pareja no hay el mismo ánimo! Hay parejas que se vienen juntas a la dominical, salen juntas a la obra, el hermano acompaña a su esposa a los compromisos propios de alguna actividad que tenga en la Iglesia: coro, obra, visitas a enfermos encomendadas por el ministro, etcétera. Hay otros que hacen lo contrario.

Priscila y Aquila, realizaban en armonía la labor evangelística y doctrinaria encomendada por el Apóstol Pablo: Hechos 18:26.

¿Hacemos todas las parejas esto? No, por el contrario, muchas hermanas se enojan porque sus maridos salen a la obra, vienen a la oración, están en el coro, cumplen con ciertas encomiendas del ministro. Muchas veces hay reclamos: Para ti son más importantes los hermanos, la Iglesia, que yo. ¿Qué clase de unanimidad exigen esas hermanas de sus maridos? Que sus maridos tengan el sentir de ellas, lo cual es imposible. El marido no puede tener el sentir de la mujer, ni ésta el de su marido. Pablo aconsejaba a hombres y mujeres filipenses a tener el sentir que hubo en Cristo Jesús: Filipenses 2:5.

VIRTUDES DE LOS CÓNYUGES

Hay ciertas virtudes que no deben de faltar en los cónyuges que deseen que sus matrimonios permanezcan hasta que la muerte los separe.

Fidelidad: Rut 1:16-17. Si era así de fiel a su suegra, ¿cómo sería con su marido mientras vivió? La fidelidad se acaba porque el marido o la mujer dejó de ser lo que era cuando se conocieron: Job 2:9. ¿Se expresaba en esos términos cuando Job era el más grande de todos los orientales? Claro que no, entonces mucho cariño, mucha ternura, mucho afecto. Dios utilizó el sufrimiento de Job, no para probarlo a él, a quien ya conocía desde antes de nacer, sino para separar de su lado a una mujer indigna: Job 19: 13-17. La infidelidad, que es lo contrario a la fidelidad, se produce por muchas causas. Malaquías 2:10-16. Antes de incurrir en acto de infidelidad, primero se produce un desamor contrario a la voluntad de Dios.

Amor: Efesios 5:25. Maridos, amad a vuestras mujeres. Esta virtud es la que permite que el hombre sea cariñoso, respetuoso, detallista con su mujer. Cuando falta el amor, falta Dios, porque el es la fuente generadora del amor, pues la Biblia dice que Dios es amor: 1 Corintios 13:4-8. Pero no sólo el hombre debe de tener esta virtud, sino también la mujer. ¿Qué hacer si este sentimiento se termina? ¿La falta de amor en una pareja justifica un divorcio? No, se debe luchar, ayudado del Señor por recuperarlo. Me gustó el pensamiento de una hermana que dijo: Pues si tengo que vivir con él por el resto de mi vida, lo mejor es que sea de la mejor manera. El amor es entrega, por eso dice la Biblia: De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo… El mismo Dios nos da ejemplo de que el verdadero amor consiste en dar. ¿Qué voy a dar? Así como a Dios el impartir amor le costó a su Hijo, a nosotros nos va a costar algo también. El ejemplo de amor más claro en una relación matrimonial, es el del Siervo de Dios y el de nuestra hermana Eva García. Los resultados: la totalidad de sus hijos sirviendo a Dios en la obra del Señor.

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