La Discriminación Religiosa

Según el diccionario de la Real Academia Española discriminar es: dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, político o de sexo. Pero podemos decir que también se manifiesta en su estado más puro como el odio, frialdad, crueldad, indiferencia. Puede ser una palabra cargada de cosas negativas, que nos llevan a ver de una manera inferior a nuestros semejantes, o pensar de ellos como ignorantes, ya sea porque profesan una fe, o tienen una forma de pensar diferente, la discriminación podemos afirmar que es una enfermedad social, porque nos incita a la realización de conductas marginales; poniendo a las personas o grupos colectivos en condiciones de inferioridad. No es algo saludable para la sociedad en general, la discriminación va deteriorando el valor tan preciado de cada ser humano, independientemente de sus creencias o costumbres, toda persona tiene un grande valor primeramente para Dios, como creador de la humanidad.

LIBRE ALBEDRIO

Cuando hablamos de la humanidad, estamos hablando de millones y millones de seres que habitamos la faz de la tierra, y cada persona, sea de donde sea, tenga la creencia que tenga, practique las costumbres que sean, tiene un valor muy especial para Dios, ya que Dios no hace acepción de personas como lo suele hacer el hombre, porque para Dios cada ser humano es muy valioso y él le da una facultad para poder decidir, esto es lo que llamamos libre albedrio; que a su vez es el derecho que Dios nos da, para que nosotros decidamos que creer, que no creer, que costumbres practicar y que no practicar. Por lo tanto, la discriminación religiosa no es algo que Dios apruebe, es algo que ha brotado de la misma maldad del hombre.

Podemos señalar que la discriminación puede manifestarse de dos formas: de una forma directa o de una forma indirecta, a continuación, vamos a definir estos dos conceptos:

Discriminación directa: Es toda aquella distinción con base en ciertas características de las personas que de manera inmediata y directa anula o merma el goce y ejercicio de los derechos fundamentales de una persona determinada.

Discriminación indirecta: Es aquella distinción de trato que, aunque en un principio resulta neutra e incapaz de vulnerar los derechos de alguna persona por sí misma, sus efectos prácticos pueden traducirse en desventajas para ciertos grupos de personas en el ejercicio de sus derechos fundamentales.

Como reflexión podemos concluir, de que la discriminación religiosa no ha dejado buen sabor de boca en las sociedades donde se practica, ya sea de una forma directa o indirecta, es tiempo de crear conciencia en nuestras nuevas generaciones, de educar con valores morales y espirituales, para no caer en esta enfermedad que carcome como gangrena y deteriora el valor de cada ser humano, no hay ser humano superior ni inferior, todos somos iguales ante Dios, Él nos dio su imagen y su semejanza, y así debe ver a nuestro prójimo, como la imagen de Dios.